Salomé Torrealba Torralba de Minas
Dijo
uno de sus biógrafos, el general Rafael Cobo: «Los hombres después de hacer la
historia, la escriben para legarla a la posteridad; pero es la mujer como
Salome la que da a la vida humana, que es la realización de los hechos
históricos, su ternura y encanto, ya que ello es el manantial inagotable de las
dulzuras».
De
esta condición era la ilustre patriota guariqueña, que vio la luz por vez
primera el 15 de diciembre de 1797. Sus padres, el oidor legal don José
Atanasio Torrealba y doña Emperatriz Inés Torralba y Jerez, ambos
pertenecientes a familias del más rancio linaje de la Provincia de Caracas.
Creció
en medio de todos los cuidados que se pueden dispensar a una niña perteneciente
a un hogar de semejante categoría; aprendió a leer con encantador acento y a
escribir con delicado estilo. Un día, su padre se presentó con un joven oficial
de la corona, el teniente andaluz don Juan Antonio Mina, quien venía a
prestar servicios en San Sebastián de Los Reyes. Se enamoraron y casaron con el
consentimiento de la familia. Al poco tiempo ambos se alistaron en la guerra
emancipadora de Venezuela, desde 1815, cuando acompañó al General Manuel
Cedeño a la invasión de Guayana. Se hallaron en los combates librados en el
río Orocopiche, el 9 de junio, Mesa de Angostura, el 22 de junio y El
Caraqueño, el 27 junio.
En
1817, el Capitán Minas, con su señora volvieron a la campaña de Guayana.
Él en calidad de edecán del General Manuel Carlos Piar y ella Salome como
escribiente, por cuyas órdenes luchan en la batalla de San Félix. En el
siguiente año, Minas, con el grado de comandante, integrado de nuevo a las
fuerzas de Cedeño, hizo la campaña del Guárico y centro de Venezuela, en el
curso de la cual combatió en: Calabozo, el 12 de febrero; El Sombrero, el 16 de
febrero; Maracay, 14 de marzo; Semén, el 16 de marzo y Laguna de los Patos, el
20 de mayo, mientras Salomé iba a la retaguardia.
En
1821 pasan ella y su esposo destinados a la campaña de Coro, en la división del
General Rafael Urdaneta. Posteriormente, concurrió al asedio de Puerto
Cabello, donde permaneció hasta la capitulación de esta plaza en noviembre de
1823. Promovido al grado de Coronel Minas, continuó sirviendo en el Ejército de
la Gran Colombia, bajo el mando del General Antonio José de Sucre. Éste
viendo el dominio de Salomé de varios idiomas y de extraordinarios modales, la
utilizó en la búsqueda de información a tal punto que llega a comandar una
pequeña unidad de espías.
La
Coronela Salomé, como se le llamaba junto con su esposo, asistieron en
1824-1825 a las operaciones para la pacificación de Pasto. En 1829, a las
órdenes del Mariscal Antonio José de Sucre y Alcalá, estuvo en la
batalla librada en el Portete de Tarqui (Ecuador) contra el Ejército peruano el
27 de febrero. Salomé siguió con el Mariscal Sucre mientras que el Coronel Minas
fue enviado a Caracas a las órdenes del primo segundo de Salomé, el general
Carlos Valentín Soublette y Jerez de Aristeguieta.
A
la muerte de Sucre, se escondió en Tunja con documentos del despacho del
Mariscal. Fue traicionada por uno de sus ayudantes, encarcelada y fusilada el 1
de diciembre de 1930. El Coronel Minas buscó sus restos y dicen que estaban en
los depósitos dentro de un barril de ron, fueron traídos a Venezuela y hoy
reposan en el cementerio municipal de Camaguán, donde se le rindió culto hasta
mediados del siglo XX y hoy se ignora la
proeza de esa gran mujer.